Esta joya líquida nace del encuentro entre un terroir excepcional y una ejecución fermentativa llevada al límite de la precisión. Este Geisha, sometido a 90 horas de fermentación anaeróbica, fue guiado por una filosofía de maestría: cada decisión técnica fue tomada no como protocolo, sino como un acto de interpretación sensorial.
Durante la fermentación en ambiente sin oxígeno, los azúcares del mucílago se degradan lentamente bajo la acción controlada de levaduras, dando lugar a una liberación progresiva de ácido láctico, compuestos fenólicos suaves y ésteres volátiles. Este entorno cerrado y estable permite que la fragilidad aromática del Geisha no solo se preserve, sino que se expanda en capas definidas y limpias. El tiempo prolongado de fermentación ralentiza la cinética de los procesos bioquímicos, afinando la expresión varietal con una nitidez casi cristalina.
El resultado es una taza precisa y etérea: limoncillo, durazno y especias suaves surgen con claridad, envueltos en una textura luminosa y persistencia larga. La experiencia es lineal, elegante y sin interrupciones.
Este Geisha no es una interpretación: es una revelación. Una muestra líquida de cómo la ciencia y la sensibilidad pueden escuchar lo que un grano excepcional tiene para decir, sin alterarlo, solo amplificando.